¿Estás tratando de ocultar tus emociones en el lugar de trabajo? Bueno, parece una mala idea, ya que puede resultar contraproducente.
Fingir emociones siempre es una mala idea y hacerlo en tu lugar de trabajo es aún peor. ¿Pero por qué es así? Bueno, la ciencia tiene una respuesta a tu consulta.
La idea de que alguien pueda fingir una actitud positiva para obtener beneficios en la vida real suele resultar contraproducente cuando se utiliza con compañeros de trabajo, sugiere un nuevo estudio.
En cambio, hacer un esfuerzo por sentir realmente las emociones que muestra es más productivo, según la investigación publicada en el Journal of Applied Psychology.
Las emociones no tienen cabida en el mundo profesional pero siempre es una buena idea mostrar tu lado real
Mientras realizaba este estudio, el equipo de investigación analizó dos tipos de regulación de las emociones que las personas utilizan en el trabajo: actuación superficial y actuación profunda.
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“La actuación superficial es fingir lo que estás mostrando a otras personas. Por dentro, puedes estar molesto o frustrado, pero por fuera, estás haciendo todo lo posible por ser agradable y positivo”, dijo la investigadora del estudio Allison Gabriel, profesora asociada de la Universidad de Arizona en Estados Unidos.
La actuación profunda consiste en intentar cambiar cómo te sientes por dentro. Cuando actúas profundamente, en realidad estás tratando de alinear cómo te sientes con cómo interactúas con otras personas.
El estudio encuestó a adultos que trabajan en una amplia variedad de industrias, incluidas la educación, la manufactura, la ingeniería y los servicios financieros.
“Lo que queríamos saber es si las personas eligen participar en la regulación de las emociones cuando interactúan con sus compañeros de trabajo, por qué eligen regular sus emociones si no existe una regla formal que les obligue a hacerlo, y qué beneficios, si los hay, obtienen”. salir de este esfuerzo”, dijo Gabriel.
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Según los investigadores, a la hora de regular las emociones con los compañeros de trabajo, del estudio surgieron cuatro tipos de personas:
4. Reguladores, o aquellos que exhibieron altos niveles de actuación superficial y profunda. 3 . Actores profundos, o aquellos que exhibieron los niveles más altos de actuación profunda y bajos niveles de actuación superficial.
2. Actores bajos, o aquellos que muestran niveles ligeramente superiores de actuación superficial y profunda.
En cada estudio, los no actores constituían el grupo más pequeño, siendo los otros tres grupos de tamaño similar.
Fingir versus ser real: resulta que todo se trata de canalizar tus emociones en la dirección correcta
Los investigadores identificaron varios factores que impulsan la regulación de las emociones y los clasificaron en dos categorías: prosociales y gestión de impresiones.
Los motivos prosociales incluyen querer ser un buen compañero de trabajo y cultivar relaciones positivas.
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Los motivos de gestión de impresiones son más estratégicos e incluyen obtener acceso a recursos o quedar bien frente a colegas y supervisores.
El equipo descubrió que los reguladores, en particular, estaban motivados por motivos de gestión de impresiones, mientras que los actores profundos tenían significativamente más probabilidades de estar motivados por preocupaciones prosociales.
Esto significa que los actores profundos eligen regular sus emociones con sus compañeros de trabajo para fomentar relaciones laborales positivas, en lugar de estar motivados por obtener acceso a más recursos.
Entonces, ¿es bueno tener dos caras? Aquí están las conclusiones clave del estudio.
La principal conclusión es que los actores profundos –aquellos que realmente intentan ser positivos con sus compañeros de trabajo– lo hacen por razones prosociales y obtienen importantes beneficios de estos esfuerzos.
Los actores profundos también informaron niveles significativamente más altos de progreso en sus objetivos laborales y confianza en sus compañeros de trabajo que los otros tres grupos.
Los datos también mostraron que mezclar altos niveles de actuación superficial y profunda resultaba en tensión física y mental.
Por lo tanto, siempre es mejor ser lo que realmente eres, ya que después de leer este estudio, fingir no parece una buena idea. ¿Y por qué soportar esa tensión en tu cerebro?